Una entrega que no deslumbra, pero sí entretiene mientras prepara el terreno para lo que viene en el MCU
ARTÍCULO LIBRE. – Marvel Studios continúa expandiendo su universo con Thunderbolts*, una cinta que, aunque no revoluciona ni redefine el género, se sostiene con dignidad como un puente funcional hacia los grandes estrenos que vienen, particularmente Los Cuatro Fantásticos. En una época en la que muchos fans exigen más que simple entretenimiento, esta película ofrece justo lo que promete: acción, un poco de drama y una lugar para personajes secundarios que por fin reciben sus merecidos cinco minutos de fama.

Dirigida por Jake Schreier (Paper Towns), con guion de Eric Pearson (Black Widow), la película reúne a un grupo de antiheroes liderados por rostros ya conocidos del MCU: Yelena Belova (Florence Pugh), Bucky Barnes (Sebastian Stan), Red Guardian (David Harbour), US Agent (Wyatt Russell), Ghost (Hannah John-Kamen) y Taskmaster (Olga Kurylenko). Todos ellos son coordinados o manipulados por Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus), cuya presencia sigue siendo intrigante pero, en esta entrega, sufre de una motivación poco convincente.
Desde el punto de vista narrativo, Thunderbolts* arrastra varios agujeros de trama. A ratos se siente como una misión secundaria del universo Marvel, una que existe más para limpiar la mesa que para servir un plato fuerte. Sin embargo, eso no significa que la experiencia sea negativa. De hecho, la película logra rescatar lo mejor de cada personaje, dándoles momentos individuales que enriquecen su presencia en el MCU, aunque sea brevemente.
Uno de los puntos débiles más evidentes es la sobrecarga de antagonistas. Hay demasiadas amenazas para un equipo que, a pesar de ser carismático, nunca termina de cuajar como una verdadera unidad. Esta saturación diluye el impacto emocional y resta fuerza al conflicto principal. Valentina, que podría haber sido el ancla dramática, queda como una figura más en el fondo, sin un impulso claro que justifique sus decisiones.
Visualmente, Thunderbolts* cumple. Las secuencias de acción están bien coreografiadas, y el tono más sombrío —aunque no completamente serio— ayuda a distinguirla de otros productos más livianos del MCU. La música y la fotografía acompañan sin destacar demasiado, manteniéndose en la línea estética del estudio.
Ahora bien, lo que realmente salva la película y la eleva por encima del promedio son las escenas post-créditos. Estas secuencias no solo entusiasman por lo que insinúan en el futuro del MCU especialmente la segunda, (así que quédate hasta el final de los creditos) sino que también aportan contexto y consecuencias que le dan algo de peso a lo que acabamos de ver.
Thunderbolts* no es una obra maestra, pero tampoco es un tropiezo. Es una película funcional, entretenida y necesaria dentro del rompecabezas narrativo que está armando Marvel. No entrega más ni menos de lo que se esperaba, y a veces, eso también tiene valor.
Calificación: 7/10