Estando de pie, en el mismo lugar que cada día y cada noche, pensando en la inmortalidad del cangrejo y disfrutando cual emperador azteca, me vino a la mente un tema de moda, pero no de moda de esos de las pasarelas internacionales, más bien de moda en Baja California, ¿O debería decir de modo?, bueno bueno como sea!!!, llegó a mi mente la tan sonada iniciativa del Congreso del Estado, esa que busca implementar un cobro por una licencia sanitaria que deberán pagar los empresarios para poder reabrir sus establecimientos, dice la legisladora Montserrat Caballero que la iniciativa busca brindar certeza a los clientes sobre qué lugares sí estarían cumpliendo con las medidas sanitarias para evitar contagios de coronavirus, sin embargo el sector empresarial ha criticado el que se requiera de un pago para poder obtenerla.

Y es que la propuesta de la Comisión de Salud en el Congreso del Estado no sería mal vista si no es por el cobro que se pretende hacer, en un momento donde los pequeños empresarios necesitan de apoyos gubernamentales para poder mantener los empleos y sus negocios a flote.

Los diversos sectores de la economía local han rechazado el que se les intente hacer un cobro que consideran injusto, y su emperador Cuauhtémoc aquí presente, coincide con ellos, debido a que si bien las autoridades deben supervisar los establecimientos, la idea de una licencia sanitaria no es mala, lo que sí “parece” con otros fines es que se les quiera cobrar, ¡sobre todo ahorita caray!

Otro de los riesgos que podrían presentarse con la llegada de este nuevo requisito, se relaciona con la “leyenda urbana” de que ciertos elementos en muchas de las instancias regulatorias tanto federales, estatales, y municipales, han convertido en práctica común el abuso de poder y han establecido la extorsión como forma de hacerse de recursos que no ingresan a las arcas.

Inspectores del estado y las instancias municipales que verifican el cumplimiento de los reglamentos, frecuentemente son señaladas por el ciudadano de a pie, como ladrones con licencia, quienes en nombre de, supuestamente, hacer que se cumplan las medidas con las que debe contar un establecimiento, exigen dinero para dejarlos operar en caso de que les falte algún requisito, ¡bueno eso me han dicho!.

Un extinguidor mal colocado o caducado, una licencia vencida por días, o no tener sus papeles a la vista de los inspectores es suficiente motivo para la extorsión, ¡perdón, perdón! para el intercambio de divisas extraoficial. Esta misma situación se podría dar con la famosa licencia sanitaria.

En fin, el espíritu o propósito de la iniciativa es bueno, pero los empresarios y comerciantes tienen razón en señalar que no es momento de plantear más cobros. El problema es que tenemos  a un congreso que no se acerca con los sectores, se necesita que los legisladores primero dialoguen con los grupos sociales y económicos a los que va impactar una medida.

Está claro que los legisladores tienen toda la facultad y la obligación de proponer y modificar leyes, sin embargo deben escuchar diversos puntos de vista, ojalá que en este caso se de atención al reclamo del empresariado y los pequeños comerciantes, para que se hagan modificaciones a la iniciativa y que los establecimientos puedan tener una recuperación que será lenta, pero debe ser firme, con el respaldo de las distintas instancias de gobierno.

Mientras tanto yo seguiré aquí pendiente de que novedades, ay nomas por el gusto de meter mi cuchara, ya veremos en que para todo esto…

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