Es una paradoja que, mientras en San Diego y Los Ángeles California, consideran al diésel como un combustible sucio y trabajan en su erradicación, en el lado sur, en Tijuana, se continúa utilizando como combustible y no hay programas de verificación vehicular
TIJUANA.- La pasada reunión de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Avila y la vicegobernadora de California, Eleni Kounalakis, así como, la misión a la Ciudad de México, de la Asociación de Gobiernos de San Diego (SANDAG) encabezada por el alcalde Todd Gloria, dejaron claro que el tema ambiental es uno de los más importantes en la relación binacional.
Mientras los gobiernos locales de la región Cali-Baja, donde habitan más de 6.5 millones de personas les den importancia a los temas relacionados al medio ambiente, existe la esperanza de que se atiendan con mayor presupuesto y prontitud los problemas ambientales rezagados por muchos años y se les dé oportunidad a nuevos proyectos, expresó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental A.C. (CIGA)
Sin duda, las aguas residuales en la frontera Tijuana-San Diego y Mexicali-Valle Imperial, toman especial preocupación. Los esfuerzos de las autoridades mexicanas han logrado que ya no se viertan aguas de drenaje sanitario al Río Nuevo que fluye hacia Valle Imperial, sin embargo, los escurrimientos continúan con aguas de drenaje agrícola. Estas aguas corren con destino a Saltón Sea en Estados Unidos.
“En la frontera del Pacifico, la cuenca del Río Tijuana drena de manera natural hacia el norte aguas residuales de tuberías que se rompen por falta de mantenimiento, derrames de plantas de tratamiento que históricamente no han funcionado y basura arrastrada por las lluvias. Estos desechos han terminado durante años en Imperial Beach, trayendo como consecuencia grandes controversias binacionales”, abundó.
Aunque los generadores de contaminación se pueden clasificar en forma de gases, sólidos o líquidos, también es importante saber que los contaminantes se pueden transformar de un estado a otro según la manipulación de sus elementos. Por ejemplo, la quema de residuos urbanos contamina el aire, de igual forma los desechos de las aguas residuales entran en descomposición y posteriormente generan gases que percibimos por su olor desagradable.
Como resultado del mal olor que emana de las aguas residuales, autoridades de San Diego California, trabajan en la instalación de detectores de dióxido de azufre y sulfuro de hidrógeno, para determinar el posible riesgo al que se exponen los ciudadanos que habitan cerca de la línea divisoria.
El director del CIGA, consideró una paradoja que mientras en San Diego y Los Ángeles California, consideran al diésel como un combustible sucio y trabajan en su erradicación, en el lado sur, en Tijuana, se continúa utilizando como combustible y no hay programas de verificación vehicular que regulen la emisión de contaminantes vehiculares, al final los ciudadanos de California respiran el mismo aire contaminado en el lado mexicano de la frontera.
“Hoy, en Baja California, no tenemos una herramienta para que a los vehículos reciban mantenimiento adecuado; una unidad no afinada contamina entre 20 y 30 veces más de los máximos permisibles por las normas mexicanas, a esto se le suman 320 mil vehículos regularizados llamados chocolate. Es de vital importancia que estos vehículos circulen en las mejores condiciones mecánicas y contaminen menos no solo a los ciudadanos de Baja California, si no, también a los vecinos del norte de California” señaló.
Por otra parte, el ingeniero bioquímico, dijo que aplicar políticas públicas que mejoren las condiciones medioambientales del estado, puede evitar que la contaminación en sus diferentes clasificaciones no se presente como una amenaza para el desarrollo potencial de la región, sobre todo por la geolocalización de cadenas productivas conocida como nearshoring.
“Debemos no igualar, pero si armonizar con el estado de California, las políticas ambientales para disfrutar de un ambiente sano, es un derecho humano y lo establece la Constitución Mexicana, y en eso deben alinearse las políticas públicas de los tres niveles de gobierno en México, necesitan mayor esfuerzo en ese sentido, al mismo tiempo que se le da a la ciudadanía una oportunidad de renovar su confianza en el gobierno de Baja California”, subrayó José Carmelo Zavala.