Aforismo del gran maestro filósofo Hipócrates, que en cita original y completa versa “Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile”, que significa “La vida es breve, el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, confusa; el juicio, difícil.”

Esta expresión señala que el arte (refiriéndose a la ciencia y al conocimiento) es amplio y complejo y que una vida no alcanza para acceder ni conocerlo todo, por lo que al encontrarnos ante un enfermo o un determinado problema, necesitamos recurrir al mayor conocimiento posible del tema, pero que la ocasión para aplicar este conocimiento es fugaz, porque las condiciones cambian, y la solución de hoy puede que no sirva para mañana, y aunque se tenga la experiencia, esta puede resultar confusa por los cambios de circunstancias y condiciones del mismo paciente o problema, y por ende, el juicio se torna difícil para aplicar un remedio, estrategia o solución en el momento, dosis y circunstancias adecuadas.

Esta enseñanza creo aplica para todas las situaciones, por lo que observando el contexto actual de las crisis sanitaria, económica y social, que estamos atravesando derivado de la parálisis mundial provocada por la emergencia del COVID-19, no puedo dejar de preguntarme ¿en qué momento y de qué forma regresaremos a la normalidad?; ante ello vislumbro una serie de sucesos catastróficos que se encadenan:

Primero: A la fecha todo el conocimiento en materia de salud disponible en el mundo todavía no ha podido inventar una vacuna, por lo que el problema sanitario no está resuelto o al menos controlado satisfactoriamente, y seguramente muchas personas seguirán enfermándose fatalmente. 

Segundo: La crisis económica ya se siente, muchas empresas han cerrado y ya no regresaran, y con ellos miles de empleos directos e indirectos se están perdiendo, sobrevivir, económicamente será el reto inmediato.

Tercero: Muchas familias se quedarán sin ingresos para adquirir lo mínimo indispensable, los índices de pobreza y pobreza extrema se elevarán considerablemente y todos los problemas sociales se multiplicarán, y los programas asistenciales del gobierno no alcanzarán porque no habrá empresas que paguen impuestos para sostenerlos, por lo que vivir dignamente será el siguiente reto.

Ante este escenario, los gobiernos tienen que actuar decididamente y enfrentarse a este monstruo de tres cabezas lo más pronto, y acertadamente posible, por ello, las estrategias de cobertura médica, reinicio de actividades y reapertura de empresas, son claves para esta batalla.

La situación es muy complicada ya que primordialmente se tiene que establecer en qué grado la pandemia está controlada y si los servicios médicos son los suficientes, seguido hay que determinar en qué fecha es correcto que los ciudadanos empiecen a realizar ciertas actividades y bajo qué condiciones; y en qué momento, que tipo de empresas de bajo y alto riesgo pueden reabrir para activar la economía y bajo qué condiciones.

Todo ello en el supuesto de que tanto gobiernos, empresarios como los ciudadanos actuemos responsablemente de manera racional y solidaria, atendiendo estrictamente las indicaciones y medidas de seguridad, y hagamos la tarea que nos corresponda para no detonar el incremento de los contagios.

El asunto está complicado, el compromiso es grande, y como en este punto ya no hay retorno ya nadie puede achicarse, y aunque “la vida es breve, el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, confusa; el juicio, difícil” nosotros debemos ser muy eficientes y eficaces en nuestro actuar, para diagnosticar bien el asunto, sus condiciones y circunstancias, buscar la mejor estrategia posible y aplicar la mejor solución en el momento y dosis correctas.

Yo confío que el tiempo mañana nos dirá que hicimos lo correcto y que todos estuvimos plenamente comprometidos y a la altura que las circunstancias ameritaban… si confío.

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