“La Trampa”es una obra que representa un intento sólido de Shyamalan por retomar el control creativo de su trabajo y ofrecer una experiencia cinematográfica que, aunque divisiva, no deja de ser intrigante

ARTÍCULO LIBRE.- “La Trampa”, la nueva película de M. Night Shyamalan, marca un notable regreso a las bases que definieron su carrera: el suspense psicológico. Con un ambiente tenso y una historia que mezcla ingeniosamente el thriller y el drama, Shyamalan logra captar la atención del espectador desde el primer momento, aunque no sin ciertas controversias en su ejecución.

La trama sigue a Cooper, interpretado por Josh Hartnett, un asesino en serie apodado “El Carnicero”, que asiste a un concierto junto a su hija. Lo que parece una simple salida familiar se convierte rápidamente en un juego del gato y el ratón cuando se revela que el evento es en realidad una trampa tendida por la policía para capturarlo. A partir de ahí, Shyamalan despliega una serie de giros y situaciones llenas de tensión, aunque algunos críticos han señalado que el guion cae en clichés y decisiones argumentales poco creíbles hacia la segunda mitad del film.

Josh Hartnett brilla en su papel, entregando una interpretación que equilibra el carisma de un padre amoroso con la frialdad de un asesino despiadado. Su actuación ha sido uno de los puntos más elogiados de la película, junto con la atmósfera general que el director construye a lo largo del metraje. Sin embargo, el guion ha sido objeto de críticas por su falta de coherencia en algunos momentos, lo que ha dejado a ciertos espectadores con un sabor agridulce.

Por otro lado, la música juega un rol fundamental, no solo como acompañamiento, sino como un elemento narrativo que intensifica la tensión y contribuye a la atmósfera inquietante. La participación de Saleka Shyamalan, hija del director, en la banda sonora ha sido destacada por su capacidad para fusionar sus composiciones con la narrativa de la película.

“La Trampa”es una obra que representa un intento sólido de Shyamalan por retomar el control creativo de su trabajo y ofrecer una experiencia cinematográfica que, aunque divisiva, no deja de ser intrigante.