México, (EFE).- Un gerente de restaurante de la colonia Condesa de la capital mexicana regaña a un camarero por echar a perder a última hora la atención a un cliente; busca una manera de reprimirlo y acude a un verbo inventado: “Deja de cruzazulear”.
Se refiere al Cruz Azul, uno de los equipos más emblemáticos de la liga de fútbol, que desde 1999 perdió seis finales de liga, algunas de manera surrealista, y es considerado por parte de la población como ejemplo de la forma de malograr un trabajo a última hora.
“Cruzazulear” es para algunos mexicanos desarrollar una capacidad casi artística para perder en el último momento, de manera imprevista o con todo a favor, como le ha sucedido a los Azules.
Desde que el argentino Alejandro Glaría anotó un gol en tiempo extra para darle a Pachuca la victoria de la final del Invierno de 1999 contra Cruz Azul, los celestes han perdido seis finales de liga y se les identifica como un equipo maldito, aunque fueron campeones de la Concacaf en el 2014.
En el Apertura 2008, por ejemplo, el volante César Villaluz fue derribado en el área cuando los Azules ganaban 0-1 a 18 minutos del título. Sufrió una lesión cerebral que acabó con su carrera, sin embargo el árbitro no decretó el penalti que hubiera puesto contra la pared al Toluca, que empató y ganó desde los 11 pasos.
Más increíble fue la final perdida en mayo del 2013. América necesitaba dos goles en dos minutos para empatar la final del Apertura. Muchos hinchas azulcremas abandonaron el estadio; luego supieron que sus Águilas hicieron los dos goles y ganaron el título, otra vez en serie de penaltis.
En un país donde una mujer muerta deambula por las calles en busca de sus hijos, una señora del estado de Hidalgo le aseguró a Efe que por las noches se comunica con los muertos y el presidente López Obrador aleja la COVID-19 con una postal religiosa, no es raro que la maldición de los Azules se asocie con el más allá.
Al menos así lo refleja en su libro de crónicas “Tiempo de compensación” el escritor Carlos Barrón, a quien los policías de “La Noria”, campamento del Cruz Azul, le aseguraron que de madrugada los muertos del cementerio de Xilopetec se meten en la cancha.
Según Barrón, los vigilantes creen que mientras los celestes no se vayan de “La Noria” no ganarán una final. Debe referirse a una de liga, porque este domingo el equipo ganó torneo Copa por México, previa del Apertura 2020, al vencer al Guadalajara.
“No me asustan los muertos, me preocupan los vivos”, le dijo a Efe el entrenador español Paco Jémez cuando en 2016 se hizo cargo de los Azules. Sin embargo, en su estancia al frente del conjunto, Jémez, reconocido como buena persona, a veces se transformó como si estuviera poseído por algún espíritu y se peleó con los periodistas.
En el pasado Clausura, Cruz Azul ganó ocho partidos seguidos, fue líder ofensivo y tuvo en el uruguayo Jonathan Rodríguez al mejor goleador del campeonato. Parecía imparable, pero la Liga MX canceló el torneo para evitar contagios de la COVID.
Este sábado los celestes debutarán en el Apertura 2020 confiados en acabar con la maldición. El entrenador Siboldi posee una plantilla de primera y un banquillo lujoso. Se ve optimista.
Solo le queda convencer a los jugadores de que no hay ánimas conspirando en contra y no hay razón para “cruzazulear” en los partidos decisivos. EFE