La obra nos sumerge inevitablemente en una reflexión que cimbra la conciencia y la esencia Espiritual

El pasado mes, La Nave Teatro presentó en el Instituto de Cultura de Baja California (Tijuana) la obra inédita “Corresponsal. Cosas que no necesitaba” de Paco Mufote. Con la actuación de Itzel García Lew y la dirección de Alan Márquez Lobato.
La escritora Sandra Basurto Hernández, nos comparte su reseña de la obra.


“Corresponsal. Cosas que no necesitaba”
Una silueta se alcanza a distinguir entre la tenue luz. Los murmullos de los asistentes se pierden cuando, después de la tercera llamada, sonidos de aviones, metralletas y gritos de “¡Basta!” retumban en el escenario.


El rostro descompuesto, la desesperación encarnada y la tristeza que acompañan a una guerra son expresadas por Itzel García Lew (protagonista que representa el papel de Sandra en la obra); quien, como una criatura abandonada, ruega para que se detenga el sonido de la deshumanización y la desgracia, mientras cada extremidad de su ser manifiesta ese dolor.


“Corresponsal. Cosas que no necesitaba”, dramaturgia de Paco Mufote (q. e. p. d.), nos llama a la reflexión dentro de un conflicto bélico. Sandra, única corresponsal de noticias, quien informa sobre la situación de guerra entre Siria contra Israel, encuentra en ese conflicto su esencia. En una falsa idea de éxito acepta cubrir el conflicto sin saber que estando ahí se enfrentaría a sí misma entre escombros, recuerdos y anhelos de cambio.


La obra nos sumerge inevitablemente en una reflexión que cimbra la conciencia y la esencia Espiritual: mientras Sandra nos regala su monólogo sobre lo que vale o no la pena, nos lleva a una introspección sobre aquello que hemos elegido, aquello que hemos acumulado, aquello que hemos callado por cobardía, aquello que hemos perdido; nos hace pensar sobre lo que no necesitamos, sobre la miseria propia y nuestros deseos incumplidos a costa de una aparente vida “exitosa”.


“¡Basta!, ¡basta!” se escucha pronunciar y gritar a Sandra en varios momentos. Y el conflicto sigue: el interno y el externo; continúan las bombas, los balazos y el llanto. También el silencio después del caos y la constante pregunta sobre lo que realmente es valioso, sobre por qué dejamos todo lo importante para después. Itzel se cae, se levanta, grita, susurra, contagia esperanza y toma fuerza al escuchar el llanto de un bebé por quien se arma del valor para pensar en ser ella misma.


El bebé, real o ficticio, es la promesa de rescatar o rescatarse para iniciar de nuevo, para ser otra vez aquello que quería ser, para hacer aquello que realmente deseaba, para decir lo que le incomodaba, para hacer hoy lo que quiere hacer sin un después y darle valor a lo intenso, a lo profundo, a lo auténtico de su humanidad sin la máscara del eterno y necesario fingir entre una sociedad exigente.


La dirección de Alan Márquez Lobato permite a la actriz apropiarse del personaje de forma libre: ella danza, se mueve entre trapos y desorden, gime sus sentimientos, susurra, canta y grita según su sentir; los espectadores miran su forma natural de expresión y entre luces rojas se alcanza a observar a los espectadores en una silenciosa reflexión que sus rostros manifiestan.


“¡Basta!, ¡basta!”. Pero aún hoy el conflicto continúa, aquel mismo que fue el pretexto que inspiró a Paco para hacer la obra y otorgarnos la introspección profunda sobre lo que somos.


La obra “Corresponsal. Cosas que no necesitaba”, de la compañía La Nave Teatro, nos regala varios momentos de reflexión en los que diversas emociones fungen como detonadores para los asistentes hacia un génesis sin después.


La guerra sigue y, pese a los “¡basta!” que se han gritado, algunos seguirán buscando entre restos disfrazados de rascacielos hermosos y relucientes, terminar un conflicto interno sin cuestionar nada; mientras que otros salvarán a ese bebé que es la esperanza de ser más auténticos, más honestos, más amables, más amorosos por el verdadero ser y el del otro, aunque eso implique que vayan dejando escombros a su paso.


Ojalá llegue por fin la paz interna y a su vez, en cualquier parte del mundo, se logre la paz exterior.