Necla no veía nada, todo era “completamente oscuro”. Pero se dio cuenta que su hijo Yagiz, que significa valiente, aún respiraba.

Aparte del armario encajado junto a ella, la piel suave de su hijo recién nacido y las ropas que ambos vestían, no podía sentir nada más que cemento y escombros, describió la cadena BBC.

Perdió la noción del tiempo, y, sin saber que llevaba 90 horas bajo tierra, escuchó el ladrido de un perro y pensó que era un sueño.

Los rescatistas dieron con ella y la sacaron.

Creo que si mi bebé no hubiera sido lo suficientemente fuerte para manejar esto, yo tampoco habría podido”, explicó.

Su esposo y su otro hijo también fueron rescatados. Hoy. los cuatro se recuperan en el hospital.

Aunque cada vez es más difícil, todavía se hallan personas vivas entre las montañas de escombros que quedaron tras el terremoto.

Ayer, un niño de 12 años fue rescatado en la provincia de Hatay, 182 horas después del terremoto, informaron los medios turcos.

Los sobrevivientes de la tragedia enfrentan falta de agua y precarias condiciones de salud e higiene.

Hatice Goz, una psicóloga voluntaria en Hatay, detalló que ha atendido padres de familia que buscan a sus hijos desaparecidos tras el incidente.

Es una avalancha de llamadas”, afirmó la especialista.

En tanto, la ciudad de Antakya quedó arrasada y el terremoto derribó la mezquita más antigua del país.

Este lugar tiene un significado muy importante para nosotros. Era un lugar preciado para todos nosotros, turcos y musulmanes. La gente tenía la costumbre de venir aquí ante de hacer el peregrinaje a La Meca”, lamentó el ciudadano Havva Pamukcu.

El vicepresidente turco, Fuat Oktay, anunció que que 1.2 millones de personas permanecen refugiadas en habitaciones estudiantiles. Otros 400 mil damnificados fueron evacuados de la región.